Dormir bien es mucho más que el placer de haber descansado; por el contrario, la falta de sueño, descansar mal, afecta (y mucho) a la salud. Seguro que has notado que, tras una mala noche o una racha encadenando horas y horas de poco descanso, sientes que todo te cuesta más, que estás más lenta/o, que el tiempo no te cunde igual. Sin embargo, esas son solo las funciones que más podemos notar a primera vista. No dormir o hacerlo mal afecta de manera muy profunda a nuestra salud. De hecho, a funciones que quizá jamás habrías imaginado. Estas son las principales.
Dormir mal empeora tu salud cardiovascular
Está archidemostrado que dormir mal es comprar, si no todos, muchos billetes para una peor salud cardiovascular. La falta de sueño contribuye, por ejemplo, a que nuestra presión arterial se eleve. ¿Por qué? El reloj circadiano (que regula el ciclo vigilia-sueño) sirve para que, mientras dormimos, nuestro cuerpo se repare. Entre otras cosas, disminuye nuestra tensión arterial. Dicho de otra forma: cuanto más dormimos, más regulada estará… y viceversa.
Acelera el envejecimiento
Sí, como lo lees. Arrugas, pérdida de elasticidad o hiperpigmentación son algunos de los problemas con los que debe lidiar una persona que duerme mal. ¿Por qué?, te preguntarás. Pues porque, entre los muchos procesos curativos del sueño, está el de la reparación celular y la producción de colágeno, la proteína responsable de la estructura interna de nuestra piel (y de la salud de tendones, huesos, etc.). Quienes duermen mal tendrán mayor propensión a arrugas prematuras y manchas; su piel también lucirá más apagada y opaca.
Hace que tengamos más ganas de comer ‘comida basura’
Nuestro cuerpo segrega dos hormonas (entre otras muchas): la leptina y la grelina. Ambas son las que regulan nuestro apetito. La leptina inhibe el apetito, mientras que la grelina lo aumenta. Cuanto más dormimos más leptina segregamos (es decir, menos apetito y más rápida sensación de saciedad tendremos). Si dormimos poco y mal, lo que vamos a estimular es la producción de grelina, la gran responsable de los atracones o del deseo de comida ultraprocesada y poco saludable.
Pero no solo eso. Si dormimos peor de lo necesario, consumiremos menos energía. Al día siguiente el agotamiento nos pedirá más sofá que gimnasio. Por si fuera poco, y aunque no lo creas, dormir también quema calorías: alrededor de una por kilo y hora de sueño. Es decir, si pesas 60 kg y duermes ocho horas, habrás quemado 480 calorías en reposo de media (va a depender también de otros factores, como tu metabolismo basal).
Tu sistema inmunológico empeora
En nuestros ciclos de sueño, el organismo libera unas proteínas llamadas citoquinas, algunas de las cuales contribuyen a la promoción de un buen descanso. Las citoquinas entran en acción cuando tenemos una infección o un proceso inflamatorio, y también cuando pasamos por rachas de estrés. Si no dormimos bien, no liberamos las suficientes citoquinas… y nuestro sistema inmunológico estará mucho más frágil ante cualquier tipo de agresión externa.
Favorece la ansiedad y la depresión
Dormir mal también está estrechamente relacionado con la salud mental. Imagina: sin tener a priori ningún problema grave, cuando duermes mal estás más irritable y gestionas peor tus emociones. La falta de sueño crónica altera el equilibrio químico del cerebro, lo que redunda directamente en una mayor propensión a problemas como la ansiedad o la depresión. Dormir bien, en otras palabras, nos procura un mayor y mejor bienestar emocional.
Puede contribuir al deterioro cognitivo
Un estudio de la Barcelonaßeta Brain Research Center apuntaba a que las personas con insomnio tenían cambios en su estructura cerebral; de aquel estudio se concluía que el insomnio se asociaba a una elevada vulnerabilidad a procesos como el alzhéimer. No es que una cosa sea necesariamente consecuencia de la otra; el estudio sugería más bien que dormir mal nos expone a un mayor riesgo de deterioro cognitivo. Sin duda, una de las grandes razones para tener una buena higiene de sueño.
Aumenta el riesgo de enfermedades crónicas
Además de la hipertensión, como habíamos sugerido al comienzo de este artículo, el insomnio crónico hace que tengamos más posibilidades de desarrollar diabetes de tipo 2 u obesidad (o ambas). El motivo ya lo hemos explicado: la mayor secreción de grelina y menor de leptina, que nos hará más propensos a comer más y peor.
De acuerdo, dormir mal afecta a la salud pero ¿cómo lo soluciono?
Hay una serie de hábitos que favorecen el sueño: desconectar de los dispositivos electrónicos antes de dormir, no llevárselos a la cama, mantenerse activo/a, una dieta saludable, no ir a la cama ni demasiado lleno ni con el estómago vacío… Sin embargo, para muchas personas esto no alcanza para recuperar un ciclo de sueño reparador. La menopausia, entre otros motivos, favorece el insomnio. Bien, ¿qué podemos hacer?
Plan Descanso: recuperar el sueño y la juventud de la piel
Recuperar el ciclo vigilia-sueño es primordial para revertir los riesgos mencionados. El Plan Descanso de 180 the concept cuenta con los ingredientes necesarios para lograrlo. Entre ellos, el magnesio o el triptófano, que favorecen el descanso y el bienestar interior, mientras que otros muchos, entre los que encontramos la vitamina C, el ácido hialurónico o el colágeno, trabajan en sinergia entre sí y con los anteriores para reparar el envejecimiento prematuro de la piel.
¿Qué vamos a notar con este trío de fórmulas? Pues, por una parte, vamos a ver reducidos los estados de estrés y ansiedad a la vez que comenzamos a dormir cada vez mejor. Por otro, nuestra piel se va a notar más tersa, iluminada y redensificada debido a que vamos a producir más colágeno y a reparar los daños visibles e invisibles de esta.
Si quieres conocer mejor este Plan Descanso, te recomendamos que preguntes en tu centro certificado. Si no sabes cuál es, pregúntanos y resolveremos cualquiera de tus dudas.