El cáncer está producido por múltiples causas. Para que una célula sana se convierta en cancerosa tiene que sufrir muchas alteraciones. Éstas es la consecuencia de la interacción entre los factores genéticos e internos de la persona y los agentes medioambientales.
Relación entre alimentación y cáncer
Se ha demostrado que existe una gran correlación entre lo que ingerimos y las enfermedades que desarrollamos. Así por ejemplo según el país en el que vivimos la incidencia de cáncer varía y esto se debe al tipo de dieta. En los países asiáticos el cáncer de próstata es 25 veces menor que en Occidente y la incidencia de cáncer de mama 10 veces menor. Cuando un asiático se va a vivir a Europa o Estados Unidos y adopta su estilo de vida, las tasas de cáncer se igualan con la de los americanos. Esto demuestra la relación tan importante que existe entre cáncer y alimentación.
Lo más parecido a la alimentación que favorece el cáncer es el modelo americano que se caracteriza por ser rica en:
- Alimentos fritos , ahumados y barbacoas
- Productos procesados con colorantes antioxidantes, conservantes, emulsionantes y estabilizantes
- Azúcar refinado: glucosa, sirope de trigo, sirope de maíz, edulcorantes artificiales (aspartato o sacarina)
- Grasas trans: aceites vegetales hidrogenados, margarinas, maíz, girasol o soja.
- Grasas: En ella se acumulan los tóxicos. Cuantas más grasa corporal tenemos más alteración hormonal existe. La grasa está en la carne y en los lácteos.
- Alimentos con IG alto como harina blanca de trigo, patatas fritas, pasta, arroz blanco…
Además suele ser salada e hipercalórica y con gran consumo de alcohol y café. Sin embargo los productos que contienen sustancias capaces de equilibrar varias funciones en el organismo y que fomentan el estado de salud y bienestar se les llama “alimentos funcionales”. La cebolla, el ajo, las crucíferas (coles de Bruselas, coliflor, brócoli…), las algas, las setas, el tomate, el aceite de oliva o los frutos secos son algunos de ellos. Y ahora que se acerca el verano el melón y la sandía son las frutas que más combaten el cáncer. Y no olvidéis que es básico la forma de cocinar los alimentos. No es aconsejable utilizar recipientes de aluminio, sartenes de ollas de teflón, plásticos (nunca meter en el microondas ni para proteger la comida), ollas a presión, hierro fundido o que contengan amianto. Aunque no hay que obsesionarse es importante llevar un estilo de vida acorde a la filosofía “Healthy- Aging” y tener conciencia de que “somos lo que comemos”.